Nombre: Lucía Vonte
Apodo:Ninguno
Sexo: Mujer
Edad: 16
Faccion: Sin afiliación
Profesion: Ninguna
Apariencia: Chica muy delgada (malnutrida)pero de piernas largas y fuertes,de piel pálida enfermiza por el escaso contacto con la luz; facciones endurecidas por su expresión seria, boca pequeña y labios finos y quebrados. Tiene los ojos grandes, azules y ojerosos, de pupilas dilatadas por la oscuridad en la que vive y la medicación, y una melena larga y negra que cuida y mima como su pequeño orgullo. Viste por lo general con un camisón ancho de un blanco sucio que en realidad es una camisa de fuerza a la que han arrancado las mangas a la altura de los codos, calcetines largos de lana y unas botas camperas sucias que le van grandes. A veces puede llevar pantalones de enfermera y una camiseta ancha de algodón.
Personalidad: Por lo general tranquila, estudiosa, amante de la lectura y la música, pero su situación y su nueva vida la han vuelto esquiva y desconfiada, paranoica por creerm y saber que se encuentra en constante peligro. Es muy ordenada, y dedica horas a limpiar su pequeño santuario, manteniendo también una higiene personal que roza lo obsesivo. Padece una psicósis que le hace ver insectos persiguiéndola y colándose bajo su piel, y aunque estando bajo medicación no es peligrosa, cuando le da un brote es una auténtica amenaza para cualquiera incluyéndose a sí misma, sacando una fuerza destructiva increíble de su propia histeria y desesperación.
Historia: Lucía fue ingresada en la clínica por primera vez después de raparse por completo la cabeza y hacerse diversos cortes por todo el cuerpo en un brote histérico. Después de eso no la volvieron a internar muchas veces más, pero la clínica siempre fue su santuario, su refugio, el único lugar donde se sentía a salvo. Ya normalizada, feliz, y con una larga melena que tardó años de esfuerzo en dejarse crecer, algo ocurrió. La gente comenzó a desaparecer, sus padres se fueron sin decir adonde, Lucía se vio sola y su instinto le decía que era hora de encontrar un nuevo refugio donde guarecerse de los insectos, porque los insectos habían vuelto, estaban ahí, ocultos en sus escondites, en sus agujeros, esperando el momento idóneo, y Lucía tenía miedo. Encontró un refugio y allí aguantó... hasta que la medicación se acabó... Entonces los delirios de Lucía se apoderaron totalmente de ella arrastrándola en una paranoia que curiosamente, es lo que ha hecho que logre sobrevivir.
Inventario inicial: Una barra de gotero, jeringuillas, antopsicóticos que no sabe que tiene, tanto en pastilla como líquido. También jabón y un cepillo de madera con sus iniciales pintadas.
Apodo:Ninguno
Sexo: Mujer
Edad: 16
Faccion: Sin afiliación
Profesion: Ninguna
Apariencia: Chica muy delgada (malnutrida)pero de piernas largas y fuertes,de piel pálida enfermiza por el escaso contacto con la luz; facciones endurecidas por su expresión seria, boca pequeña y labios finos y quebrados. Tiene los ojos grandes, azules y ojerosos, de pupilas dilatadas por la oscuridad en la que vive y la medicación, y una melena larga y negra que cuida y mima como su pequeño orgullo. Viste por lo general con un camisón ancho de un blanco sucio que en realidad es una camisa de fuerza a la que han arrancado las mangas a la altura de los codos, calcetines largos de lana y unas botas camperas sucias que le van grandes. A veces puede llevar pantalones de enfermera y una camiseta ancha de algodón.
Personalidad: Por lo general tranquila, estudiosa, amante de la lectura y la música, pero su situación y su nueva vida la han vuelto esquiva y desconfiada, paranoica por creerm y saber que se encuentra en constante peligro. Es muy ordenada, y dedica horas a limpiar su pequeño santuario, manteniendo también una higiene personal que roza lo obsesivo. Padece una psicósis que le hace ver insectos persiguiéndola y colándose bajo su piel, y aunque estando bajo medicación no es peligrosa, cuando le da un brote es una auténtica amenaza para cualquiera incluyéndose a sí misma, sacando una fuerza destructiva increíble de su propia histeria y desesperación.
Historia: Lucía fue ingresada en la clínica por primera vez después de raparse por completo la cabeza y hacerse diversos cortes por todo el cuerpo en un brote histérico. Después de eso no la volvieron a internar muchas veces más, pero la clínica siempre fue su santuario, su refugio, el único lugar donde se sentía a salvo. Ya normalizada, feliz, y con una larga melena que tardó años de esfuerzo en dejarse crecer, algo ocurrió. La gente comenzó a desaparecer, sus padres se fueron sin decir adonde, Lucía se vio sola y su instinto le decía que era hora de encontrar un nuevo refugio donde guarecerse de los insectos, porque los insectos habían vuelto, estaban ahí, ocultos en sus escondites, en sus agujeros, esperando el momento idóneo, y Lucía tenía miedo. Encontró un refugio y allí aguantó... hasta que la medicación se acabó... Entonces los delirios de Lucía se apoderaron totalmente de ella arrastrándola en una paranoia que curiosamente, es lo que ha hecho que logre sobrevivir.
Inventario inicial: Una barra de gotero, jeringuillas, antopsicóticos que no sabe que tiene, tanto en pastilla como líquido. También jabón y un cepillo de madera con sus iniciales pintadas.