El escondite de Koak

El sol bajaba del cielo y la iglesia tomaba un tono anaranjado; nada rompía el silencio sepulcral de ese misterioso lugar.

Desde la copa de un árbol, yo, Carmesí, vigilaba el cementerio de la iglesia y estaba atento a cualquier movimiento que llamara mi atención, me sorprendía no ver mucha actividad de la Orden por el lugar. Había pasado menos de dos días y ya me puse en camino a encontrar ese famoso ''escondite'', el de Koak.

Había escuchado de sus propios labios que él tenia un escondite en el cementerio, en un sepulcro perteneciente a un familiar, donde solo él sabia la combinación para abrirlo.
Según Koak, en las primeras semanas posteriores a la guerra nuclear había juntado información importante en su puesto de trabajo, el ejercito. Es más era algo que ya sabia antes de las bombas, pero siempre lo ignoro.
El escondite guardaba documentos ''importantes'' y algunos materiales de supervivencia de buen nivel, para mi lo que importaban eran los documentos. ¿Que información podían tener acerca de la guerra y la ciudad?

Koak lo guardaba para el momento ideal, pero el había fallecido y yo sabia perfectamente que el era de hablar mucho y de sobra, tenia un gran ego el sujeto.
Así que no descarte la posibilidad de que alguien más supiera sobre el escondite, incluso los mutantes estarían enterados. Tenia que conseguir esos documentos antes que nadie....

por las venas del árbol fluía la energía de la tierra, la cual se conectaba a mi ser y me daba mucha paz y calama requerida para la meditación. Era hermoso estar ahi arriba sin que nadie molestara, siendo un mismo con el gran espíritu.
Todo esto era muy bello, pero me fue quitado por otro ser humano que interumpía mi meditación moviendo las ramas.
Bajé un poco y lo vi cara a cara.

-Hola extraño, lamento informarte pero me estás cortando el flash- Ya no podia recuperar ese estado y las reprimendas no eran lo mío- ¿queres una naranja? tengo de sobra, muy buenas para el resfriado.