Esta decía "Le Monde Petit, en tres horas" y finalizaba con un corazon rojo, Rasha tenñia su sentido del humor.
Quemé la nota y al finalizar la guardia me escabullí de la base hacia el viejo cafe francés. Este se encontraba en una zona bastante calmada de la ciudad pero sin anda interesante, lo cual lo hacía una zona casi libre de soldados de cualquier bando.
El cafe no se parecía en nada a como lo recordaba, apenas quedaban dos de sus paredes y en el suelo las letras de la fachada esparcidas y ruinosas. Lo único que estaba en su lugar eran las mesas, todas oxidadas y viejas, aunque conservaban sus formas curvas y detalles tan clásicos de la vieja paris.
Avance entre los escombros, le pase la mano a una de las sillas que me parecía en mejor estado y me sente para esperar a mi compañera.
"Debería haber traido flores", pense en un cierto tono ironico, mi ultimo encuentro con una mujer había sido mucho tiempo atrás cuando una cita era lo más comun del mundo y no una posible sentencia de muerte. Apoyé mi rifle a un lado de la mesa y saque de mi bolsillo un viejo libro que llevaba leyendo un tiempo y me dispuse a esperar.