por Gamov Miér Ago 03, 2011 4:36 pm
Los primeros pisos fueron sencillos. Un par de cucarachas a las que aplasto con su pie, unas ratas medio muertas, nada fuera de lo normal. El cuarto piso era una historia completamente diferente.
Gamov asomo la cabeza por un momento. Cuando él subió por la escalera, dos guardias lo recibieron con una ráfaga de plomo.
Seguramente lo habían visto venir por el campo. Se arriesgo nuevamente y alcanzo a ver a uno de los guardias lanzar algo pequeño en su dirección. Sin esperar a ver que era, corrió hacia el departamento mas cercano y cerro lo que quedaba de la puerta.
Una onda los lanzó a él y a la puerta hasta la pared. Se levanto tan rápido como pudo y entro a la habitación contigua. Ignoro los cadáveres corroídos en la cama y miro por la ventana. Podía ver al convoy avanzar por los pastizales.
La altura era de unos quince metros, pero no tenia la menor posibilidad con esos guardias. Sujetándose lo mejor que podía, salio por la ventana y empezó a trepar. Su estado atlético era deplorable, pero le basto para subir hasta la ventana de arriba.
Cuando estaba entrando, escucho una explosión a su espalda. Miro detrás suyo y vio al convoy retroceder rápidamente mientras los soldados disparaban hacia algo que no alcanzaba a ver.
Corrió por el interior del edificio. Los guardias no tardarían en llegar. Busco en cada habitación hasta encontrar al francotirador. Estaba completamente concentrado, afinando su tiro. Gamov desenfundo su Makarov y apunto a su cabeza. Su dedo rozo el gatillo, pero su vista cayo sobre un pequeño ladrillo. Si disparaba los guardias sabrían instantáneamente su posición.
Enfundo su pistola, tomo el ladrillo y lo golpeo con todas sus fuerzas contra el francotirador. El soldado cayo al suelo inconsciente. Lo registro mientras vigiaba la puerta. Encontró un cuchillo desafilado, unos fósforos y una caja de municiones para el rifle. El rifle no le sería de mucha utilidad contra los guardias, aunque quizás, podría usar el cuchillo y...
Gamov se sonrío. En el cinturón del caído había cuatro preciosas granadas. Las tomó y corrió hacia la salida.
"Me encargue del francotirador" dijo por la radio "Como lo están pasando con el convoy?"